martes, 5 de julio de 2011

"La ley del más avispado"

El primer día que desperté en Dakar lo primero que hice fue salir a la terraza de la habitación. Aterrizamos la noche anterior, a eso de las diez. Aquí anochece pronto, antes de las ocho el sol ya se ha metido y en las calles cortan el alumbrado. Por lo tanto, no pude contemplar que se escondía tras la oscuridad hasta la mañana siguiente.
Y así fue, con los ojos aún semicerrados salí a la terraza. Las vistas me regalaron a un joven senegalés lavando cuidadosamente a su caballo para después recorrer Dakar y hacer su trabajo diario. 


Me llamó la atención poder ver animales de tiro. Éstos son animales domésticos utilizados para la tracción animal o como medio de transporte. Están sujetos a un carruaje en el cual se transportan mercancías de un lugar a otro de la ciudad, ya sean alimentos, material de trabajo o incluso personas si lo utilizan como medio de transporte. Aquí es habitual encontrarlos por todas las calles y carreteras. La agricultura es la principal fuente de trabajo en Senegal, por lo tanto hay casi tantos carros tirados por animales como coches.
Es gracioso circular por los caminos o carreteras de la ciudad, el tráfico es un verdadero caos. A pesar de haber (normalmente) dos carriles, y algún que otro guardia que dirige el tráfico, en las carreteras suele primar la ley del más rápido o del más avispado. Cuando hay más de dos coches y un espacio limitado cada uno impone sus reglas. Aún así es algo habitual y nada extraño. Se dan pocos accidentes, saben respetar las decisiones del que primero toda la iniciativa. También es habitual tener que frenar cada pocos metros porque los niños y niñas, sobre todo de menor edad, se cruzan cuando menos te lo esperas. Las calles están llenas de personas y los más pequeños suelen pasarse horas y horas correteando por la calle, no ven el peligro. 
Ir despacio y con cuidado prevalece sobre el resto de acciones. Tomemos nota de ello. 

2 comentarios:

  1. Es genial, María. Tengo la impresión de que vas a volver siendo una persona completamente distinta (para mejor, claro).

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  2. Mírale, qué modernito, con sus pantalones caídos!!
    Qué envidia me das, madre mía.......

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